Por Bryony Welch, ahora monja temporal en Gampo Abbey.
Llegué a Dechen Chöling hace casi un año, a mediados de octubre, un poco reserca. Había terminado mis estudios en londres, estaba estresada, desconectada y me sentía insegura sobre lo que quería en la vida. Vine porque confío en el poder de la práctica de meditación para asentar la mente y porque me parecía que no estaba funcionando la manera de plantearme la vida en los últimos tiempos.
Como MEA (persona que realiza el programa Meditación en acción) hacía trabajo voluntario en los departamentos de Dechen Chöling varias horas al día. Pasé lo que parecía ser otod un largo otoño apilando las hojas caídas en montones enormes que luego transportábamos al compost en lo que se denomina, de forma optimista, un «tractor» (una segadora con un remolque a rastras) y después l invierno construyendo un banco desde cero con palés que desmontaba y lijaba. Otras personas cocinaban, limpiaban y ayudaban en la tienda.
No se escapa una de las verdades budistas del sufrimiento y la temporalidad en una comunidad espiritual sino que, de alguna forma, se destacan cuando la gente viene y va, cuando cambian las dinámicas. Vivir en comunidad proporciona sus propio conjunto de dificultades y, a veces, hay desacuerdo, discordia y frustración.
En Shambhala ha habido una crisis relacionada con el Sákyong, el dirigente espiritual de la organización y maestro de la senda vajrayana. Salieron a la luz el año pasado las revelaciones sobre su comportamiento con estudiantes y seguidores y fueron un golpe para todas las comunidades de Shambhala en el globo que dejó a algunos estudiantes suyos disgustados y desilusionados, además de producir un impacto económico en los centros. Eso ha afectado a Dechen Chöling.
Pese a todo, no sólo se subraya el sufrimiento y la temporalidad sino también que tenemos, por supuesto, una vida humana preciosa. Como MEA sintonizamos con el poder que mantenemos en nuestro interior para usar la mirada interna eterna, para utilizar los obsáculos a los que nos enfretamos como combustible para el crecimiento y la transformación espiritual.
Ha sido maravilloso estar en Dechen Chöling. Me ha alimentado la práctica y mi comprensión del budismo, y la meditación se ha ampliado y profundizado. Me divertí muchísimo, con un montón de gente espléndida. Ahora que he dejado Dechen Chöling, sigo eechándolo de menos y lo recomiendo a quien busque desarrollar la práctica en una comunidad que apoya y, además, relaja.