Llegué a Dechen Chöling por primera vez a finales de 2016. Estaba en pato después de varios años de trabajo en la construcción y en plena reflexión sobre mi futuro. He desarrollado capacidades en la construcción pero me planteaba preguntas sobre el sentido de mis actos. Un amigo me habló de las posibilidades de acogida aquí, concretamente a través del programa Meditación en acción («MEA») y me sentí especialmente atraído por el proyecto de la huerta y sus principios de permacultura que tenía ganas de conocer.
Después de pasar aquí varios meses puedo decir que este lugar de meditación me ha aportado mucho: numerosos amigos y una vía espiritual. Tengo la impresión de haber desarrollado una estabilidad emocional que, verdaderamente, me faltaba, y además una gran apertura de espíritu. Este centro es como viajar a través del mundo pero sin tener que desplazarse. He empezando a sentirme realmente en casa y tengo ganas de comprometerme más con lo que veo como una senda de vida. También he decidido experimentar esta vía de kasung (ver la foto) que consiste en tener un papel concreto de protección del lugar y de las personas. Eso me gusta mucho aunque sea exigente.
Cuando hablo de esto a mis amigos, les digo que el hecho simple de poder hacer intercambio con gente del mundo entero es una experiencia increíble en sí misma, sin hablar de la tranquilidad del lugar, de su belleza. Se trata de un sitio perfecto para encontrar recursos y volver a la vida cotidiana con más serenidad y una experiencia inolvidable para compartir.
Elouan, France, 29